Toma lo que necesites de mí para vivir: consúmeme, hazme tu alimento, tu vino, tu piel, la voz con que me nombras, los ojos que me ven…Haz lo que desees conmigo, lo que necesites hacer, porque ya hace tiempo que no me pertenezco. Me he dado a consumirme lentamente entre tus manos como una luz que entibia y alumbra nuestra espera, como quien espera que el futuro no sea adverso como lo ha sido toda nuestra historia nacida a destiempos, crecida a distancias, pensada entre sueños: todo lo que nos rodea y lo que somos es la suma de una separación predestinada para sufrirnos, desencontrada hasta en sexos; somos todo lo que queremos para ser felices pero el mundo entero nos separa, la moral, nuestras culturas...Somos y no somos pero aún así nos queremos.
Yo no puedo explicarme ni explicarte ni explicarles lo que siento, es parte de mi todo que se hallaba incompleto hasta encontrarte, que carecía entonces de razón para vivir, que se iba secando como estas hojas de otoño que se pudren en colchones a lo largo de las calles y se empapan de lluvias y las desparrama o junta siempre el viento; así me sentía, así de nada, así de sola. Llegaste y mi mundo se puso de cabeza, llegaste y tuve un dios a quién rendirle culto para dejar de pelear con aquel otro que se llevó de la noche a la mañana lo que tanto amaba, para dejar de llorarla, para no extrañarla tanto...mi madre tenía un susurro como el del mar encerrado en caracolas hace tiempo, eso recuerdo: atrapante susurro que hasta sueño...
Yo te quiero. No sé de qué formas ni razones confusas mi alma se ha dado a quererte de este modo enfermizo que ya ni razonar puedo, no entiendo qué la atrapa, por qué no puedo reusarme a verte ni escucharte, a verte aunque ni hablemos.
Estoy embrujada, eso siento: me has embrujado el corazón aunque de lejos.

Tu eres mi razón de vivir, y de la misma forma que tu dices consumirte yo también me consumo entre tus manos, te has adueñado de mi corazón y ni siquiera me he dado cuenta de como lo has hecho. Los dos somos luz que nos entibiamos el uno al otro, incluso a destiempo y a la distancia, a pesar de la moral y la cultura, somos el uno para el otro, la parte que completa al otro y lo hace pleno y radiante de luz, tu me das la vida, como yo te la daré a ti. No quiero ser tu dios, sino tu par, alguien que camine a tu lado, que te acompañe en tu destino, que ayude a desplegar tus alas y tengas vuelo propio, y acompañarte en ese cielo que alcances, y deshacer el hechizo de tu corazón que ha hechizado al mío. Quiero compartir tu futuro y hacerlo nuestro futuro, a pesar del destiempo y la distancia. Será que el amor toma la forma del amor brujo, que si lo perseguimos se escapa y si no el viene a nosotros. Dejemos que ese amor venga y llene nuestras vidas.
ResponderEliminar