domingo, 5 de octubre de 2014

Mariposas quemadas


 Tu piel exudaba ternura, tus labios guardaban celosamente el olor a miel de caramelos que siempre llevabas cargando en los bolsillos y la inocencia se escapaba por tus ojos asombrados del mundo que apenas si descubrías de ayer a hoy: abandonaste tus muñecas para pasar al mundo de los sentidos; crecer tiene un alto precio que se paga con dolor y de ese dolor se cubrirá la piel desde entonces cuando la quemen y apaguen las pasiones cada vez. Ser niño es vivir en un estado de inocencia.
Me pregunto por qué buscaste crecer tan rápidamente, qué te impulsó a dar ese salto hacia esa frontera de la que no se vuelve como si huyeras de algo…de alguien…o eso me parece. Por qué quedar desprotegida y sola luchando contra el mundo como si todos fuesen enemigos de tu caos emocional y nada ni nadie pudiese comprenderte: ¡¿por qué el sexo sin amor?!,¡¿la rebeldía sin razón?!,¡¿envenenarte sistemáticamente en un suicidio lento que nos mata a todos…?!...
Te miro dormir cada noche y veo a una niña, a mi niña pequeña que revoloteaba como una mariposa por el patio y lo llenaba todo de luz; toda mi vida y mis cosas brillaban…Pienso, todo el día pienso, en qué momento se quemaron tus alas y sobre qué fuegos que no vi…

No hay comentarios:

Publicar un comentario