un mar calmo con gaviotas,
el ruido de las olas llegando a la rompiente,
una playa inmensa y amarilla
y un sol por faro que es mi guía;
en Octavio me pierdo días enteros
y vuelvo enamorada de la vida.
Octavio tiene palabras que no salen de su boca,
que solo yo puedo leer y a mí me hablan y me dicen y me cuentan
historias de mundos infinitos de ternura,
de países repletos de alegría,
de caminos regados de juguetes;
Octavio es feliz y se le nota.
En el mar de sus ojos despierta mi reflejo
y en ese mismo mar se hunde noche a noche:
abrigado de sueños, arropado y tranquilo;
se olvida de vivir peleando con mis sombras
y recuerda el calor de los brazos perdidos.
En los ojos de Octavio mi reflejo se vuela
y es como un ave libre que lento lleva el viento,
que flota como hoja: sin peso y sin prisa ;
y se pierde despacio en su claro infinito.
En los ojos de Octavio …
en los ojos de Octavio está escrito mi destino.

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