domingo, 3 de julio de 2016

Te susurraré "te quieros" nacidos desde el alma

 Tengo cierta tristeza de otoños en el alma, esa desesperanza del tiempo que ha corrido sin más motivos que correr; un reloj impío que jamás me dejó ser, el engaño de vivir sin siquiera estar viviendo. Llueve, llueve lentamente dentro mío pero, verás, esa es agua que me ha de renacer.
Te esperé toda mi vida, eso pienso abrazando la taza con café, te esperé creyendo que estabas en otras manos y otros cuerpos, que eras esos labios y esas palabras que supieron envolverme y confundirme largo tiempo pero no...no eras ellos, nada de eso; ni yo era quien creí ser una vez enamorada.
Una mujer enamorada, pienso, es un enigma para sí y para quien pretenda develarlo, es un cúmulo de emociones encontradas, una piel perfumada de esperanzas, caricias que nacen desde dentro; una mujer enamorada es una espera interminable, preguntas que no buscan respuestas, sólo nacen, un ser en solitario en un mundo abarrotado de gente, miradas que se pierden buscando el "por qué te retrasaste".
 Ya no tengo la edad en que el futuro me esperaba ni cuento mis últimos otoños, estoy...estoy en ese punto medio en que el invierno se vuelve primavera, en esa etapa sutil donde se dan los retoños. Ahí estoy, justo ahí, y te encontré. Al fin llegaste.

1 comentario: