lunes, 5 de enero de 2015

Te ruego

  Que sensación de agobio, de encierro, de premura, que necesidad de verte y de escucharte, que necesidad de ti...Estoy pero no estoy, ando volada, toda yo te piensa el día entero como si con pensarte solamente algo cambiara en esta situación de encuentros y desencuentros que tanto desesperan. Me he quedado en el mismo lugar en este mapa y tú te mueves alejándote más como trepando hacia el norte de otras nuevas fronteras.
Yo sigo aquí. Sigo igual que siempre.
Me mata la idea de que busques al fin quien te contenga, de que sientas el calor de una mano, la dulzura de un beso, la palabra de miel que te endulce y conmueva y me olvides al fin como cerrando un libro que te aburrió y jamás terminarás o acabó con un final decepcionante (me inclino más a lo segundo porque pusiste mucha expectativa en un simple ser humano que aprende a vivir solo viviendo). Eso me mata, no saber en qué lugares y con quién andas me mata; tus silencios, tus intrigas colgando de un saludo, tus acotados comentarios, todo eso me mata.
Me dueles como el alma desgarrada: en todo el cuerpo; cada fibra de mí ya te reclama, ¿van seis días sin ti o son seis lustros?, ¿me llamaste y no oí o te soñaba...?. ¡No me dejes, te ruego, no lo hagas, yo no vivo sin ti, muere mi alma...!.





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