sábado, 29 de noviembre de 2014

120 eternos minutos nos separan

  Hay días livianos como plumas y hay otros pesados cual grilletes, hay horas que se pasan raudamente entre miradas y voces y sonrisas, y hay otras como condenas del tiempo en tus ausencias.
Te extraño si hay sol, si está nublado o si llueve melancolía como en esta mañana en que no apareces todavía y me pregunto si aunque sea dejarás un "buen día" como premonitorio después, quizá de tarde, quizá de noche, que nos encontraremos al fin aunque sea en palabras.
Me duele todavía ayer. Me duele pensar que las líneas de nuestras historias se cruzarán antes con otras líneas, en otros tiempos, otros contextos, y que entre ellas algo de nosotros se pierda antes de encontrarnos; eso me duele, pensar eso. Que me cuentes que conociste a alguien o alguien quiere conocerte, pensar en las posibilidades de que tu corazón se distraiga...Estoy sembrando mis campos de dudas sin fundamento alguno, de posibilidades, y me hace daño.
Por eso hay días livianos como plumas y hay otros pesados cual grilletes, porque ¿a qué lugar llevará el viento los sueños?, ¿dónde comienza y termina mi condena?. Quererte así es pesado, la incertidumbre se ha vuelto un ser de mil cabezas que me come noches enteras, me desvela; y tú que no contestas y yo que espero todavía...


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