Pero crecimos, y esto implicó separarnos ;inevitable pero a pesar de saberlo, doloroso :ellos se fueron un día a Punta Alta porque su padre consiguió trabajo allí y yo me quedé tan solo que me desconocí .Vacío ,así quedé, con una necesidad que no llenaron las atenciones de mi madre por verme así, ni el apego de mis hermanos que entonces me invitaron a ser parte de sus travesuras como nunca .Unos siete años tendría ,no más .Me costó mucho tiempo aprender a caminar solo ,a cubrir las mañanas y las tardes ,a hacerme a la idea de que no volvería más que de visita alguna vez y que ,cuando mamá pudiera , llamaríamos desde el teléfono público de la estación Roca para escucharla un momento aunque más no fuera .Costó pero me acostumbré .De las llamadas esporádicas que hacía con mamá pasé a escribirle cartas para contarle todo lo que hacíamos los chicos del barrio y yo , me aprendí el código postal:7530 ;la provincia en que vivíamos y su dirección en Punta Alta .Y ella me contó donde vivían ,del trabajo de su padre, de la escuela ,de sus compañeros nuevos y de que ya no tenían que vender tortas en la calle ;que esa ciudad era muy grande y hasta que había visto barcos en el mar! , eso me pareció grandioso y dediqué varias tardes a molestar a mamá con mis preguntas sobre el mar y los barcos y lo grande que tendría que ser éste para que un barco pasase por ahí... Nunca había visto un barco pero mamá me contó que eran enormes :"como de una cuadra de largo y altos como la punta del Palacio Municipal ";así de grandes!. No sé cuándo dejó de escribirme : un día me contó que iban a mudarse a Coronel Dorrego y después de dos o tres llamadas telefónicas en que hablamos poco ,casi sin tener que contarnos ,dejó también de escribirme .
Por entonces yo trabajaba en uno de los galpones del ferrocarril ayudando a los mecánicos y colaboraba con la economía en casa; mamá había abierto un kiosco frente a la estación . Dos de mis hermanos también trabajaban y papá se había ido a vivir con una mujer que:" vale mucho más que su familia"( bromeaba mamá para no llorar).Ya fumaba ,recuerdo ,porque así me creía un hombre. También había abandonado la escuela en el último año y solo me importaba salir de noche ,tener plata para ir a los bailes del Club de Pesca y juntarme con mis amigos a disfrutar de ir a pescar al Dique Paso de las Piedras o la Laguna Mosca ;solíamos acampar todo un fin de semana y volver el lunes por la madrugada para bañarnos y entrar a trabajar .Extrañé saber de Camila pero a esa edad ,y después de ya no escucharla hacía mucho ,me acostumbré a la idea de que era parte de mi historia .Un día me puse de novio y otro me separé ,así varias veces ;no servía para estar atado a nadie y descubrir lo que podía sentir al estar con una mujer me ocupaba noches enteras de saltar de cama en cama y ganarle el lugar a otros pillos .Me gustaban las mujeres mayores que yo :eran fáciles y estaban disponibles apenas sus maridos se iban a trabajar ;unos eran camioneros ,otros peones rurales, otros compañeros del turno noche en el ferrocarril…Fue sencillo hacerme de un nombre de “calienta camas” y hasta divertido ,pero no me salvé de más de una paliza por hacerme el vivo ;igual nadie me “quitó lo bailado” .Fui el alma de las fiestas contando anécdotas de mis correrías y los imprevistos surgidos en cada situación entre mis amigos ,me divertí mucho y hasta alguno me tomó como ejemplo(como si pudiese serlo!).Si algo rescato de esos tiempos es que jamás estuve preso ni me detuvieron fuera de ningún baile por ebriedad ,eso sí, era mal arriado pero respetuoso de la ley .Y hubiese seguido así muchos años más ,quizá por siempre ,si un día, al llegar a casa, mamá no me contaba que había sabido nuevamente de Camila: ”volvió al pueblo-me dijo- está parando en lo Lafalle”;se me detuvo el corazón ,fue como si todas las emociones se agolparan en el pecho y pujaran por salir .Había vuelto .
En vano pregunté a mi madre por ella, no la había visto, solo sabía cuanto le contó la tía de Camila que sí la había visto…así que sin más información ,decidí bañarme, cambiarme y luego ir hasta la pensión .No sabía qué iba a encontrar ,quizá ,lo más probable ,era que ella me desconociera o yo a ella; que nos cruzáramos sin vernos o nos hubiésemos cruzado ya .Ignoraba el por qué había dejado de hablarme, de escribirme, pero no podía pensar que no querría verme: “yo quería saber de ella ,ella debía querer lo mismo ”;me repetía .Caminé todas las cuadras que separaban al Roca de la pensión en menos de media hora ,llevaba una urgencia nueva ,por eso el apuro .Estaba oscuro cuando llegué pero aún no habían cerrado las puertas. Entré .Apenas me asomé más allá del hall una señora mayor me preguntó qué precisaba, era alguien que trabajaba allí; le dije que buscaba a una persona que sabía estaba hospedada ahí y me ofreció buscarla en el libro de huéspedes .Se fue. Me quedé parado bajo el umbral de la puerta que daba al patio, había luces en casi todas las piezas que rodeaban ese patio y voces y ruidos en el comedor. La mujer volvió pronto y me dijo que Camila Andrada no estaba entonces pero tenía la habitación número 6,luego me invitó a esperarla afuera porque ya casi cerraban las puertas y yo no era un inquilino allí .Me fui hasta un banco de piedra que está en medio de la avenida 25 de Mayo y esperé ahí .Vi pasar mucha gente en el tiempo que esperé, algunos conocidos ,otros no, algunos que entraron y otros que salieron del lugar ,pero ninguno era o se parecía a Camila .De todas las mujeres que vi ninguna era siquiera parecida al recuerdo que tenía de ella y a lo que yo esperaba fuese entonces: ”si había cambiado tanto a mí tampoco me reconocería” ;pensé .Prendí un cigarrillo y me replanteé seguir ahí, de todas formas, si su intención era quedarse un tiempo o un día más, seguro nos veríamos…Fumé ese único cigarrillo y volví a mi casa ,no tenía sentido seguir esperando ; después de todo ya éramos dos desconocidos. Cuando llegué a casa estaban cenando .Mamá reía y hablaba fuerte como hacía mucho no la escuchaba ; apenas cerré la puerta de calle un niño se asomó curioso a verme desde la cocina, nos observamos un momento y luego se fue. Mamá me vio y desde su silla en la cabecera de la mesa, me dijo: -“Vení, Juan, mirá quien vino a visitarnos ,Camila!”; entré a la cocina y allí estaba:era una muchacha de amplia sonrisa, mediana estatura y cabello largo como más de una vez la imaginé…Sus ojos ,oscuros como la noche, eran como los recordaba desde siempre; no habían cambiado nada, solo había una sombra ,casi una especie de tristeza apagándoles el brillo del recuerdo. Se levantó de su silla apenas verme y vino a darme el abrazo y el beso que siempre nos debimos. Apenas si respondí a los mismos , estaba sorprendido :”Francisco ,saludá a Juan-dijo al niño- es un amigo de mamá”- agregó. El niño me dedicó un tímido “Hola ”y siguió jugando. Estaba casada, me dije, por eso había dejado de comunicarse conmigo .Observé disimuladamente hacia las puertas que daban a las piezas y al baño esperando ver al padre de ese niño…pero no estaba ahí ,ellos estaban solos :”Estuve en la pensión”, dije para romper el incómodo silencio que se hizo ;entonces ella me contó que desde ayer estaba en Pringles ,que habían descansado poco pero apenas si habían dormido un par de horas en lo Lafalle ,que no le alcanzaba el tiempo para visitar a todos y que hacía lo que podía por vernos a la mayoría antes de partir nuevamente .Habló mucho ,mamá estaba feliz y no la dejaba respirar haciéndole preguntas sobre su madre, sobre ella, sobre el niño…Yo solo escuchaba mientras comía y la observaba; el solo verla me produjo una ansiedad desconocida. Todavía se le hacían hoyuelos cuando reía. Me preguntó algunas cosas que mi madre contestó por mí , recuerdo, y luego ya no insistió en hablarme, solo se dedicó a hacerlo con mi madre .No dejé de observarla en todo momento ;solo el corretear del niño me distraía .Cuando se hicieron las doce dijo que debía irse y se apuró a saludar a todos :”te acompaño”, dije ,y dudando un poco antes de responder , aceptó.
No había taxis en la estación así que le propuse caminar hasta el hospital donde solía haber taxis a esa hora. Tomó al niño en brazos y recostó su cabeza en un hombro ;estaba cansado .Caminamos unas cuadras a paso lento, con incómodos silencios separándonos de a ratos :
”-Y qué has hecho de tu vida desde entonces?”-me dijo al fin cuando cruzamos el boulevard Uruguay.
-“Nada del otro mundo-contesté-, trabajar…”
-“No es lo que me han contado”-agregó sonriendo. Reímos como cuando hacíamos travesuras ,con una risa que salía de la nada ,cómplice. Y desde ahí retomamos conversaciones que se truncaron en las cartas que no escribimos. Me contó de sus estudios en la Universidad del Sur , de sus proyectos y de su” visita relámpago” a las raíces que se negaba a olvidar .Yo la escuchaba atentamente y veía como le pesaba el niño entre los brazos…cuando no pude más se lo pedí: ”dámelo-le dije-desde ahora lo llevo yo” ;me miró y lentamente lo pasó dormido de sus brazos a los míos. Dormía profundamente. Tenía un perfume dulzón que se me quedó en la camisa varios días ,recuerdo .Llegamos hasta el hospital hablando de todo y seguimos olvidándonos que ahí tomaría el taxi. Fue más que ameno . Cuando al fin llegamos a destino, esperé a que entrara para devolverle al niño e irme no sin antes preguntarle cuándo se iban :”mañana…o pasado mañana, no lo sé bien todavía, pero prometo avisarte! ”.Me dio un beso en la mejilla y entro ,una mujer cerró la puerta con llave tras ella .Volví a mi casa. Al día siguiente fui a trabajar temprano, como siempre, pero no podía quitármela de la cabeza :su risa era tan fresca como entonces; su mirada ;esos gestos que la definían…el tiempo solo había hecho crecer a nuestros cuerpos. Recordé cada palabra mientras trabajaba como si las estuviese repitiendo a mi oído; buscaba algo que hubiese pasado por alto…no sé qué , pero sentía que me había salteado algún capítulo de su historia. Al mediodía , cuando llegué a mi casa , le pregunté a mi madre por lo que habían hablado la noche anterior con Camila y ella hizo lo mismo conmigo. Hablamos antes, durante y después de almorzar ; mamá se guardaba algo y yo no sabía cómo “sacárselo”. Al final fue uno de mis hermanos quien me contó lo que mamá se negaba a decirme : ”Camila es madre soltera”, dijo ; y eso explicó muchas cosas para mí. Ser madre soltera en esos tiempos (en los ´70), era llevar un estigma . Fui entonces hasta la pensión esa siesta y la busqué en la habitación Nº 6 ,recuerdo que dormía ,que se sorprendió al verme y aún más cuando le dije que necesitaba hablarle ; me hizo pasar, tenía una valija marrón sobre una cama y al niño recostado en la otra :-”Te ibas?”-le pregunté .
-“El Cabildo sale a las 16hs.,todavia tengo un par de horas…Qué sucede? ,¿es algo urgente?”-se preocupó por mí. Tenía esa mirada que le conocía de las noches en que su padre solía dejarla en el patio como castigo por portarse mal ,la misma que yo solía sacarle acompañándola y hablándole de lo improbable que era que un monstruo apareciera para atacarnos…
-“No quiero que te vuelvas a ir-le dije mirándola a los ojos-,quiero hacerte aparecer para siempre”. Y el resto de la historia…aún la estamos escribiendo juntos.

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